Montañismo

MontañismoLa montaña divide y separa a pueblos y naciones. Las cumbres y las cuerdas establecen muchas fronteras en los mapas. La montaña aísla y diferencia modos de vida y de habla. Pero también une a las personas. La montaña separa en su base y une en su cima. No se trata de una unión meramente física, se trata también de un reencuentro. Gentes de procedencia diversa se se hermanan según ascienden por el camino que lleva a la cumbre. La altura difumina las diferencias de lengua, de procedencia, de cultura. Aflora el instinto de ayudar al que de pronto, de ser un extraño, ha pasado a convertirse en compañero de esfuerzo y superación. Es posible que al vover a bajar se olviden esos sentimientos, pero el acercamiento a la cumbre ha producido el milagro, las diferencias se han borrado. Los hombres se vuelven hermanos. Se da todo, porque sabemos que odo nos será dado allí, arriba.

Y al bajar, al recordar ese “nosotros” que hemos dejado en la cumbre, queremos continuar con la misma predisposición pero no es fácil…

La montaña nos une y un extraño encanto se desprende de ella que, al atardecer, tiene la belleza del otoño.